No voy a hablar aquí de como es la vida en alta mar. Ni de como 94 personas comparten un espacio tan reducido como justo. Ni de como es la espera de un viaje hacia los hielos a traves de las agitadas aguas del oceano antártico. Como este blog es deportivo, voy a centrarme en eso. Cómo mantener, o al menos no perder la forma durante una travesía maritima.
Esto no es un crucero. Uno de eso gigantes preparados para que la vida a bordo sea como en un hotel. Con grandes gimnasios y enormes espacios en cubierta. El Hespérides es un buque de 80 metros de eslora lleno de antenas y engendros mecanicos. La cubierta no tiene una zona libre más grande que lo que ocupa un helicoptero. Entrenar por ahí no solo esta prohibido, sino que es una garantía para un gelido chapuzón.
Con tanto meneo la única opción que queda es un pequeño gimnasio. Está situado a proa, en una camareta de estribor. Tiene dos bicicletas y una cinta de correr. Las bicicletas son fáciles. Pero la cinta tiene más guasa. Es un ejercicio de equilibrio constante. Como la cinta esta colocada perpendicular a la marcha la inclinación varía con cada ola. Es como correr por montones de arena. Sube, baja, sube, sube, baja,baja. Se vuelve peligroso llevar una velocidad alta pues en una perdida de la concentracion puedes salir volando contra las máquinas.
Lo importante es hacer algo. Hay que moverse como sea. Porque si no la vida a bordo se vuelve sedentaria. Y cuando te aburres acabas devorando todo lo que se pueda comer a bordo, que es mucho y muy calórico.
Menos mal que de momento el trabajo no deja tiempo al aburrimiento.
Un saludo a todos desde alta mar, en algún punto cerca ya del circulo polar antártico.
Alfredo.
martes, 27 de enero de 2009
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1 comentario:
Bonito viaje te estás dando, ya me gustaría. A ver si puedes colgar alguna foto. Un abrazo. Chusta
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